El embarazo es uno de los momentos más especiales en la vida de una mujer, pero existe un cierto desconocimiento acerca de los cuidados a seguir antes, durante y después de la gestación.
Primeramente, contratar seguro salud embarazadas garantiza el acceso a servicios y facilidades económicas (elección de ginecólogo y de clínica, mayor número de ecografías disponibles, etcétera) que hacen más llevadera la ‘odisea’ de concebir. Por otra parte, durante el embarazo precoz, se recomienda adaptar la dieta e introducir, por ejemplo, componentes como el ácido fólico, capaz de prevenir malformaciones del sistema nervioso del bebé, por ejemplo.
Durante el embarazo, los hábitos alimentarios desempeñan un rol destacado. El seguimiento de dietas y el consumo de suplementos debe acordarse con el médico de cabecera, pero en líneas generales, se priorizarán los ingredientes ricos en hierro, calcio, proteínas o folato entre otros.
Ni qué decir tiene que deben evitarse las bebidas alcohólicas y restringir el consumo de café y otros estimulantes a 300 miligramos diarios. Igualmente debe ponerse coto a los alimentos con alto contenido en metilmercurio y al pescado crudo.
De todas las comidas diarias, las embarazadas concederán especial importancia al desayuno. Nada más importante que aumentar el contenido de fibra y la ingesta de agua durante cada desayuno, para evitar problemas como el estreñimiento.
El yoga, la natación y otras actividades físicas moderadas son benéficas para las gestantes, pero deben interrumpirse antes de la semana 38 del embarazo. Alrededor de 30 minutos de actividad moderada son suficientes para mantenerse en forma, sin temor a poner en peligro la vida del bebé, a condición de que la actividad en cuestión no sea de alta intensidad, como es lógico.
Después de dar a luz, se deberá recuperar paulatinamente la movilidad con actividad físico moderado y adoptar un régimen alimentario posparto, consistente en el consumo de 2-3 litros de agua, medio litro de leche y un cuantioso aporte de fibra.